El resultado de las elecciones presidenciales de 2024 tiene a miles de inmigrantes en EEUU en tensión. Quienes tienen estatus temporales temen perderlos. Y los indocumentados casados con estadounidenses, que por primera vez vieron un camino hacia su regularización con el ‘parole in place’, creen que quien gane podría devolverles esa ventana o cerrárselas por completo.
Jonatan Guerrero, José Palma y Guadalupe Sánchez tienen miedos en común. Los mayores: la deportación y la separación de sus hijos y cónyuges. Como ellos tres, millones de inmigrantes han vivido durante décadas en Estados Unidos bajo estatus temporales o a la espera de una vía que les permita regularizarse.
La elección presidencial de este martes es decisiva: creen que si la gana el candidato republicano, Donald Trump, su gobierno podría voltearles la vida por completo. Sus historias replican las de muchos y muestran qué está en juego para la comunidad inmigrante.
«Antes de DACA no pensaba en mi futuro»
Guerrero llegó a Estados Unidos hace 24 años con sus padres. Era apenas un niño. Gracias a la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), pudo estudiar moda y ha podido trabajar y formar a otros jóvenes.
«Aunque no soy nacido americano, siento como si lo soy; siento que merezco estar en este país y votar», asegura. Después de tantos años en Estados Unidos, este joven nacido en Guanajuato, México, siente que ya es una voz en su comunidad, pero cree que un camino a la ciudadanía y con él, al voto, le permitirá ayudar a más inmigrantes a construir un futuro sin miedo en Estados Unidos.
DACA ha sobrevivido en los últimos años varios desafíos legales. En 2017 el gobierno de Donald Trump rescindió el programa, pero un tribunal lo restableció porque consideró que la cancelación fue «arbitraria» y «caprichosa».
En septiembre de 2023 un juez de Texas lo declaró ilegal, pero permitió que unos 560,000 titulares de DACA siguieran renovando sus amparos y permisos de trabajo por dos años mientras se resuelvían los litigios pendientes. El destino del programa está en manos de la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito en Nueva Orleans, Louisiana. El caso podría escalar a la Corte Suprema.
«¿Qué se le dice a los hijos cuando uno no sabe si va a seguir teniendo TPS?»
El salvadoreño José Palma tiene 26 años viviendo en Estados Unidos. Ha estado resguardado de la deportación por un Estatus de Protección Temporal (TPS) desde 2001. En ese tiempo, estudió, se casó y tuvo cuatro hijos estadounidenses. La familia vive en Houston, Texas.
Con el hijo mayor, Palma ya ha analizado un plan en caso de que el próximo presidente sea Donald Trump. Durante su gobierno, el republicano canceló el TPS de El Salvador (en enero de 2018) y dejó a expensas de la deportación a casi 200,000 inmigrantes de ese país.
En 2023, el gobierno de Joe Biden anunció una extensión del TPS para ciudadanos de varios países, incluidos El Salvador, Honduras, Nicaragua, Nepal y Sudán. Ese plazo vence el 9 de marzo de 2025. Estados Unidos ya tendrá un nuevo presidente. José Palma sabe que esas manos decidirán el destino de él y su familia: «Es frustrante cuando uno siente que el futuro depende de un político».
Vivir sin estatus, en Florida y de cara a unas elecciones presidenciales
Después de 24 años en Estados Unidos, Guadalupe Sánchez vio por primera vez una opción para regularizar su estatus migratorio en el ‘parole in place’, la medida que abrió la puerta para que 500,000 cónyuges indocumentados de ciudadanos estadounidenses pudieran optar por la ‘green card’. Él y su esposa no dudaron en preparar la aplicación y la introdujeron el primer día en que el programa estuvo activo, en agosto pasado.
Pero el beneficio fue pausado en medio de un litigio en cortes y Guadalupe Sánchez, de nuevo, perdió la esperanza. Al residir en Florida, el estado con la ley antiinmigrante más dura del país, cuenta que muchos de sus vecinos indocumentados se marcharon. Él siente que sigue perdiendo la libertad y que el resultado de la elección presidencial podría separarlo de sus dos hijos, de cinco y seis años.
Un inmigrante indocumentado teme que tras las elecciones puedan separarlo de su familia